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EL MERCADO DE SAN ILDEFONSO
Y MERCADILLO DE ALREDEDORES.
Construido en 1835, era de estilo modernista, de una sola planta. Un
año antes, a su alrededor en las calles de Corredera Alta de
San Pablo y del Espíritu Santo, en ambas aceras, multitud de
pequeños
puestos ambulantes vendían sus mercancías diariamente,
al aprobar el Ayuntamiento el libre comercio de los objetos del comer,
beber y arder. Una multitud de amas de casa, por las mañanas,
recorrían las calles seleccionando
sus naturales avituallamientos, generalmente frutas, verduras, pollos,
huevos y condimentos. A finales de los años 60 y con la construcción
del Mercado de Barceló se prohibió la venta ambulante
y se destruyo el antiguo mercado de San Ildefonso.
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LA RONDA DEL PAN Y EL HUEVO.
(iglesia de San Antonio de los Alemanes, en la Corredera Baja de San Pablo):
La Ronda del pan y el huevo estaba constituida por un sacerdote, dos seglares
y varios criados portadores, unos de parihuelas, otros de cestos de comida. Salía
todas las noches
a las calles de Madrid para socorrer a los mendigos. Si encontraba algún
enfermo, se lo llevaba al hospital; si se topaba con un muerto en reyerta nocturna,
lo enterraba. Pero su función principal era buscar por toda la ciudad
a
los necesitados para darles un pan y dos huevos cocidos. La cofradía que prestaba
este servicio asistencial, en tiempos en que el Estado se
despreocupaba de la beneficencia, era conocida como Santa, Real y Pontificia Hermandad
del Refugio y Piedad de esta Corte. Fue fundada por el jesuita Bernardino de Antequera en 1615, y lo extraordinario es que sigue existiendo
y
ejerciendo su benéfica actividad. Recientemente, don José del Corral,
que ya
había estudiado la historia del Refugio, ha dedicado un ensayo a los fundadores,
el padre Antequera, don Pedro Lasso de la Vega y don Juan Jerónimo Serra.
La sede de la Hermandad está en la iglesia de San
Antonio de los Alemanes, en la Corredera Baja de San Pablo. El templo, construido
en el
siglo XVII, se llamó originalmente San Antonio de los Portugueses, pero
cuando Portugal se separó de la corona española, la reina Mariana
de Austria
quiso que se acogiera allí a los alemanes que llegaban a Madrid sin recursos
para darles asistencia material y acaso también espiritual, si venían "inficionados por la herejía protestante".
A las seis de la tarde, la acera de la Corredera, ante la puerta de la
Hermandad, se llena de gente. El Refugio reparte noventa cenas diarias, que,
según me dijeron, no consisten ya en la proverbial "sopa boba".
Y en el edificio
de El Refugio se conservan los instrumentos de la famosa Ronda, entre ellos,
la tabla que tiene un agujero y que servía para medir los huevos cocidos
que se
repartían como caridad. Si el huevo era demasiado pequeño y pasaba
por el
agujero, era desechado. De ahí que se dijera: "Si pasa, no pasa;
y si no pasa,
pasa". [Texto de Luis Carandell, El País,
Madrid,
03/01/1999]
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