Amargo place to be (Calle del Pez 2, Madrid. Tel. 91 084 79 90 www.amargoplacetobe.com) no es una cafetería, ni un restaurante; tampoco es un bar de copas, una sala de conciertos, ni una galería de arte o teatro… ¿Entonces? Pues muy sencillo, es todo a la vez, y además está en pleno Triball, en el corazón del ocio madrileño. Como su propio nombre indica, es un ‘sitio para estar’, divertirse, compartir y dejarse llevar, porque siempre hay una razón para ir, desde las 9 de la mañana con su variedad de desayunos, hasta pasadas las 2 de la madrugada, con un cóctel en la mano hecho con fruta de primera calidad de La Huerta de Almería y disfrutando de los mejores acústicos o espectáculos cualquier día de la semana. Por supuesto también es un lugar en el que comer, a mediodía con su riquísimo y completo menú de sabores internacionales, (a 11’90 € entre semana), o para celebrar una cena romántica a la luz de las velas, o con esos amigos con los que tener largas conversaciones amenizadas a menudo con música en directo. Todas las ‘paradas’ son buenas para deleitarse además con la exposición de arte del momento. El tedio y la rutina no tienen cabida en este lugar creado con pasión y devoción por sus socios y donde el agradable trato del personal es un ‘extra’ que también hace querer volver.
Su cocina, siguiendo con la línea del local, ofrece originales platos con los que viajar por todo el mundo de una forma divertida y saludable, apta también para dietas veganas, vegetarianas. Muchos de ellos están elaborados con productos de La Huerta de Almería, -un negocio cercano que también regentan Mario y Javier, impulsores de este ‘todo en uno’-, defendiendo el uso de productos nacionales, sabrosos y ‘de verdad’ que van desde la huerta al plato, así como el cuidado del medioambiente y un consumo responsable. De su carta destacan, por ejemplo, su vistoso Viaje a Japón en barco, un surtido de especialidades niponas servidas en uno en miniatura de madera, y otros para compartir como el Tabulé de quinoa con verduritas. Otros platos que merece la pena probar son la divertida Hamburguesa de sushi con sashimi de atún rojo, aguacate y mayonesa japonesa, o la Lasaña Amargo con pasta wonton, picada de lomo de buey y salsa de tomate confitado. En el apartado dulce, recién renovado, también hay lugar para la diversión con postres como la Maceta: tierra de cookie, chocolate amargo y gusano o el Trampantojo de huevos, patatas y salchichas, que ni mucho menos sabe a lo que suena. Para la sobremesa y el espectáculo, nada como sumergirse en el mundo de la coctelería con alguno de sus especiales hechos con fruta natural.
El arte empieza en sus paredes
Sí, porque hay exposiciones, música, teatro, eventos… pero el arte ya se destilaba por Amargo place to be desde su ‘nacimiento’, cuando Mario, diseñador y ejecutor de la decoración, en perfecta conjunción con las ideas de Javier, dio forma a la curiosa decoración handmade que impregna el local desde la entrada, donde la lámpara es el primer reclamo, hasta los baños, uno de los más fotografiados que no hay que dejar de visitar. El espacio está dividido en dos plantas, la principal con barra y mesas bajas que se transforman en altas cuando adquiere un toque más informal, y en la que predominan elementos naturales y el estilo industrial, mezclando madera con tuberías y ladrillo visto. Abajo, su cueva centenaria es el lugar perfecto para ‘desaparecer’ durante unas horas, y donde la iluminación toma diferentes tonalidades en función del día y el espectáculo.
Amargo place to be (www.amargoplacetobe.com) tiene una capacidad para 87 personas, y su precio medio es de 25 €. El menú de mediodía incluye primero, segundo (ambos con tres opciones a elegir), postre o café, bebida y pan, por 11’90 € de lunes a viernes y 13’90 € el fin de semana. Su horario es de domingo a jueves de 9:00 a 2:00 h y viernes y sábado de 9:00 a 2:30 horas.